El amor

Un hipopótamo camina por el corredor de un parque. Lo lleva de la mano un hombre mediano que viste unas botas grandes, muy limpias. Ambos, traen en el rostro la frescura de los altisimos arboles, arcoiris de fuente, arbustos chicos y canteras viejas, quienes los envuelven escandalosamente al respirar el aire de primavera; mismo que incita al hombre a que acaricie las barbas rosas de la prenda que viste el hipopótamo con tal de expresar su amor a éste y al mismo tiempo le dice: Te llevare una serenata como la que un colombiano le llevó a su amada en tiempos en los que él la cortejaba y ella le daba indiferencia, será una melodia en piano sobre un carretón blanco, vestido yo con traje de etiqueta. Cuando inesperadamente el hipopótamo voltea, y más inesperadamente (con conciencia), fijamente se queda viendo a los ojos del hombre que son, por un pequeñisimo instante, traspasados por la luz opaca de la trade y responde: Necesitamos otro mundo en que vivir, este ya no es suficiente para comprender nuestro amor. El hombre deja de caminar y se ve invadido por el terror. Despues de unos segundos (más tranquilo e incluso me atrevo a decir que satisfecho) sigue caminando al comprender que cuando se ama, los seres humanos sobrevivimos por la aceptacion.